lunes, 28 de abril de 2014

Fuego.


Vino una estrella a preguntarme sobre la luna, me dijo que ella se veía muy brillante, dijo que yo tenía más agallas de hablarle. Lo que esa estrella no sabe es que ella es más grande que la luna, más grande que el sol, no lo sabe porque nosotros la vemos más pequeña, pero no estrella, no eres pequeña, esa no es la verdad y la luna también lo sabe, no seas tonta estrellita. Pero ¿Y entonces? dormimos y no viene nadie, jamás vendrá nadie a rescatarnos porque nadie puede rescatar a nadie, no se puede, es que no, tú sabes porqué, tu sabes que no puedo hacer eso. Alguien me dió su mano por un instante, pero estoy en el mar otra vez, porque la vida esta llena de eso, de manos que te salvan por instantes. El punto no es encontrar una mano que te salve, el punto es salir del mar, encontrar la orilla del perdón y no esperar más manos, esperar tal vez compañía, o nadie, o nada, sólo tú con tu sonrisa y el viento tratando de hablar con recuerdos.

Escucha los lugares frágiles y pesados en la balanza de la importancia, un bolso sin fondo, un secreto mal guardado, condenados inocentes y el fuego siempre tan cerca, quemándonos la piel todos los días, el fuego siempre está ahí, lo que pasa es que pocos saben combatirlo, o muchos no se dan cuenta que está ahí y por eso son tan felices esos ignorantes hijos de puta. Ay fueguito, el agua no te apaga y mi sonrisa  tampoco ¿Qué más quieres de mi? ¿Que más querrá el fuego de nosotros? Fuego de los días, lluvia invocada por la ocarina del tiempo y mis dedos destruidos de tanto jugar, mis ojos cansados de tanto mirarte,  mis labios cansados de besar en vano, de hablar verdad para ser golpeados con mentira, cansados sí, pero nunca rendidos, o tal vez un poco, tal vez a veces si quieran rendirse un poco.






domingo, 16 de marzo de 2014

Eyes.

Alguien tocó la puerta y pensé que eras tú, pero no, la puerta no sonaba y seguía yo, delirando sobre mi cama, retazos de recuerdos inútiles llenando de basura la existencia. Había un  lijero olor a canela, las tostadas estaban listas y la mantequilla se derretía sobre ellas, tan suaves, dependientes del calor, todo se desvanece en mi boca y desaparece para satisfacer una necesidad, no vuelve nunca más, se convierte en un ciclo  que no puedo presenciar porque todo es parte de un filtro donde se queda “lo importante”. Pero esta vez no, porque nuestra especie es tan anti-natural que guardamos lo que no necesitamos, lo sabemos, sabemos que aquello no es necesario pero lo tenemos ahí porque de alguna forma nos da un sentimiento pegajoso de compañía, invisible, tan ahí, tan déjenme solo.

La gente va a seguir pasando y uno que otro se volverá a mirarte de nuevo, no sabes porqué pero a veces lo hacen y lees los ojos, la risa, la cara de los transeúntes que acaban de levantarse con resaca, unos con sueños, otros sin sueños, con traje, sin traje, con tatuajes, sin tatuajes, pelo largo, pelo corto, ojos verdes, ojos miel, ojos cafés, tus ojos y los míos mirándose desde el otro lado, siempre tan cerca nuestras miradas pero tan lejos nuestros cuerpos. 




jueves, 6 de marzo de 2014

Tobillos.

Tarde en la noche cuando la calle toma ese tono purpúreo y grisáceo, amarillento y sucio, donde las sombras son producto de la luz artificial y la iluminación de los locales que aun yacen abiertos, median la ciudad fantasma. Semáforos cambiando  sin objetivo alguno, sólo yo soy testigo de su inutilidad en la madrugada, de mi inutilidad contemplativa, de mi necedad de permanecer despierta esperando algo que tal vez nunca saldrá.

 Busqué una palabra en el norte, en el sur, busqué lo mejor para decirte pero lo único que pude decirte fue una sonrisa, cuando te vi venir, sonrisa de vuelta, real o no, no importa, sonreímos de todas formas y aunque al final no signifique nada, pasará y seguirá pasando, porque qué derecho tenemos nosotros a decir que esto o aquello tuvo algún significado, o lo tendrá; las cosas sólo son, nosotros somos los que nos complicamos con analogías humanas de esto debe ser y no debe ser, divisiones imaginarias de países imaginarios, nosotros en guerra por algo que no existe, por vínculos que no existen, por engaños que pueden ser bien justificados con la idea de que las cosas son sólo hechos y que en realidad no tienen ninguna interpretación válida. Pero están ahí, todo está ahí en las palabras y no se puede escapar porque todos sabemos lo que son, todos sabemos que lo que hacemos simboliza algo y lo haremos con una intención y esa causa llevará a un efecto, no se puede escapar, la gramática nos persigue, la hermenéutica nos muerde los tobillos.


¿Pero hay de verdad palabras para lo que los humanos sentimos?

jueves, 21 de noviembre de 2013

Resumen


Sueños en bolsas de cristal que caen al suelo.
Una sonrisa atrapada en el tráfico de la ciudad,
un silencio hablando en una mirada tímida,
una canción que explica un sentimiento inexplicable.

Soledad y las luces de los carros,
soledad y gente intermitente;
Un contrato lleno de mentiras,
acuerdos que no se cumplen,
promesas demoradas.

Extrañar algo que tarda en volver.
Preguntas que no se hacen por vergüenza a dudar,
Esmalte destrozado en las uñas de  la ansiedad.
A veces hace falta el miedo.

Alguien muere por aquí,
otro nace por allá;
A uno lo encierran por ahí,
a otro lo liberan por acullá.

A ella la besan sólo un par de labios,
A mi besan tantos;
Aun así la cantidad no hacen más,
hacen menos,  se restan y van para atrás

Detrás de cada risa hay una venganza,
detrás de cada persona graciosa hay un salvador.
Ahí viene la vida a preguntar
algo que hasta ahora no puedo responder.
El interrogatorio no acaba y yo sigo ahí:
Amarrada a una silla, bajo la luz de una lámpara.