lunes, 25 de febrero de 2013

La materia más difícil.


Llevaba ese saco blanco, miraba disimuladamente hacia los lados mientras pegaba su chicle bajo el pupitre.  Los tenis desamarrados amenazaban con hacerlo tropezar y moverle la realidad rectilínea, sonrisa distractora, adiós a los números del tablero, al hablar interminable del profesor y su calvicie. La chica que se sienta al frente es tan linda,  dice estupideces pero es linda, linda, linda, linda.

Esta mañana sus neuronas estaban tristes, entonces pensó en la tonta serotonina que hace de las suyas en los espacios sinápticos ¿Ella hace lo que le da la gana o él deja que lo haga? Pueden ser las dos cosas, o no, cuando no te controlas entonces hay pastillas, fluoxetinas mágicas que no te harán feliz pero si menos peor.  Tontas capsulas engañosas contenedoras de curas de cosas que en realidad todavía no entendemos; todo es culpa de la contaminación, de los edificios muertos encima del cemento muerto, encima de la tierra que estaba viva pero que ahora está muerta, pero la tierra puede ser zombie y volver a revivir de la muerte. ¿Neuronas tristes? ¿Neurotransmisores tristes? ¿Cerebro triste? ¿Chico triste? No se sabe cuál de los cuatro, nunca se sabe nada y eso llega a ser irritablemente grandioso.

Ay profe de aritmealgebralinealsociomología, se me hace más fácil entenderlo a usté que a la vida.