miércoles, 10 de diciembre de 2014

Despersonalizado.


Él se ríe para afuera, casi nunca para adentro. Las flores se marchitan allí, pero la cáscara está intacta, lo suficiente para no espantar la luz que  le da calor al frío de sus manos congeladas por diciembre. Un peinado cansado después de dos horas de lluvia, el frío canta,  se siente como en un barco en medio del mar que ruje y empuja con las olas su rumbo. ¿A dónde se fue? La gente le pregunta por el timón pero él no ha podido alcanzarlo porque el barco parece estar naufragando en un charco lleno de colillas de cigarrillo.

Esa canción le da escalofríos, le hace erizar la piel,  las escaleras parecen seguir hasta el infinito cielo imaginario de su inconsciencia inyectada con calidez que parecían nubes y compañía. Y te escogí en medio de todo, te escogí pero soy malo escogiendo, soy como dedos índices desgastados apuntando a deseos al azar, a lo que de vez en cuando le da luz a mi alma. Hablo en primera persona y luego en tercera porque voy y vengo afuera y adentro de mí, me visito y me desvisito porque a veces mi cuerpo es un sitio tenebroso para habitar.

Y la RAE le dice que:

La palabra desvisito no está registrada en el Diccionario. La que se muestra a continuación tiene formas con una escritura cercana:

    Desvestir.

No me parece tan cercana,  pero tal vez se le ha vuelto una costumbre desvestirse de si mimo.



Busco la velocidad en esta noche barrida por las estrellas.