domingo, 16 de octubre de 2011

No vas a dejar perderte.

No solo por levantarte con el pie izquierdo te va mal, te has levantado con el pie derecho, incluso con los dos pies al tiempo y de igual manera ha resultado ser una mañana de mierda, un día de mierda.  Pero dices: ¡Vamos no puede ser tan malo! Te levantas, te lavas las manos, te observas en el espejo y contemplas los rasgos de ese ser indeciso, eres el resultado de generaciones que han logrado sobrevivir a la adversidad de la vida. Eres la consecuencia de la supervivencia del más fuerte, o tal vez la supervivencia del más cobarde, el que siempre se escondía para no pelear, el que nunca nadie encontraba para poder matarlo. Eres el posible resultado del valor, o del miedo, quien sabe, el punto es que te encuentras aquí, mirando tu reflejo y preguntándote el por qué de quien sabe que pregunta sin respuesta.

Sales de tu casa y te invade el olor del aire contaminado, vas a recorrer el mismo camino, camino en el que todos los días ves gente diferente, solo algunos son los mismos, pero así es todo en la vida, la mayoría cambia, el paisaje cambia, los tiempos cambian, tu cambias. Saliste sin desayunar, a veces las cosas que haces son más importantes que tu mismo, que lata pensar eso, pero a veces lo piensas, el ritmo de la vida te consume, el expreso doble desdobla tus verdaderos deseos para dejarlos ir lejos y dejar trabajar tu cuerpo como si fuera un sucio esclavo. –Esta bien– piensas, algún día te ascenderán.

–¡1900! – ¿Qué? ¿Quién me llama? Ahora no te dicen por tu nombre, es un número, cuando esperas tu turno en un banco, en un restaurante, en una agencia de viajes, para ellos eres un jodido número. Pronto serás un  número para todos los que te rodean, para tus amigos.

–Dinero maldito, te odio y te necesito– Dices para tus adentros pensando en aquella canción que dice exactamente cómo te sientes,  los cantantes no son adivinos,  no escriben canciones para ti, lo que pasa es que viven en el mismo cochino mundo.

 Solo tienes tiempo para ti cuando te acuestas, cierras los ojos y sueñas, sueñas con el trabajo, con tu jefe amenazando despedirte si no publicas algo bueno, te levantas asustado y dices: –Mierda, ya ni en mis sueños estoy tranquilo–

Vas en el bus, ves el el reflejo de tu cara en la ventana, ves a los demás reflejados en ella, es como una obra de arte de rostros tristes mirando hacia el suelo, ellos son el resultado de la monotonía, el resultado del sabor gris de las nubes aburridas. Parece que eres el único que se da cuenta de ello,  te das cuenta que queriendo ser diferente lo único que has logrado es ser más igual a las caras desoladas que te acompañan en el bus por las mañanas. No es necesario intentar ser diferente, ya todos somos diferentes, lo que pasa es que nos han convencido de que somos iguales y que debemos comprar y tener más para no ser uno más del montón.

–Mentiras, mentiras por donde quiera que miro–

–¿Eso es lo que ves? –

–No lo veo, porque me he vuelto ciego, como la mayoría de la gente en este planeta–

–¿Y qué vas a hacer? –

–Voy a dejar de creer en ellos–

–Entonces, ¿En quién vas a creer? –

–En mí. –



5 comentarios:

  1. Ufff Carolina, muy realista lo que escribes. Debería de haberlo leído más tarde y no ahora que está a punto de comenzar otro lunes más, con los mismos transportes de siempre, los compañeros de siempre y con un puesto de trabajo que me espera como siempre. Menos mal que hoy en día es motivo de alegría el decir que tengo un puesto de trabajo que me espera. Feliz semana.

    Besos

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  2. Bellisimo como logras plasmar la realidad en palabras... creo que eres muy talentosa... besitos y seguiré layendo

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  3. Heeey ^^ Tremenda entrada ♥ Me encanto :P Y graciias por pasar por mi blog n.n Nos leemos :D

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  4. Tan real que hace reflexionar una y otra vez:D
    Hay que empezar creyendo en uno mismo para que los demás puedan confiar en nosotrs.

    Un besazo

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  5. Es así carolina, si nosotros mismos no confiamos en nosotros, quién lo hará? alguien más lo hará?
    Aunque creo que todos caminamos hacia el mismo camino, todos somos diferentes, nadie es igual al otro.
    Un beso grande!

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