Las hojas cansadas del frío en la mirada de la gente, cayeron,
sintiendo el suelo, aceptando su incapacidad de sostenerse. Ya no había calor y desmayaban una por una, unas descansando, otras huyendo; al final todas morían, nadie
sabe si ellas lo decidieron, o si alguien, o algo, o el mundo las obligó a que
cayeran desesperadas, abandonando el árbol de la vida.
Luego llegó el invierno, la nieve lloraba por ellas, los
animales se escondían en sus refugios y dormían para olvidarlas. En primavera todos despertaron, y como todo, queda sólo el rastro invisible del recuerdo físico
que permanece poco, pero quedan las palabras sabias y la cálida descendencia
que ya no se sabe ni en quién empieza, ni en quién termina, pero está allí, como
una huella más en el código de la especie.
¡201 seguidores! Gracias por endulzar mi café.
Una reflexión perfecta para el otoño, me ha encantado la última parte.
ResponderEliminarMuchos Besos
Lena
Que Hermosa entrada, una gran poesia para el otoño.
ResponderEliminarSaludos <3
Que hermosa entrada!
ResponderEliminarNos leemos. Un beso
Me encanta el otoño y la manera en que lo describes :)
ResponderEliminarNos leemos saludoss! ;)
Me han encantado tus palabras <3
ResponderEliminarHola Carolina, me encanta el café con leche, así que me quedo por aquí a desayunar contigo.. Saludos!
ResponderEliminarTodo eso está muy bien, pero prueba a recoger hojas ocho horas seguidas al día, trabajo en el servicio municipal de limpieza (de sentimientos ajenos, quiero decir)
ResponderEliminarAbrazos, siempre