Para él es difícil
cambiar cuando nada su alrededor cambia, no es fácil decidir ser mejor cuando
todos deciden volverse peores. Está descalzo en la terraza, mirando el atardecer
coloreando el cielo rosa, el cielo tan
rosado y el tan negro, tan idiota y noble. ¿Por qué no es peormente ignorante? Todo
parece mejor así, cuando uno no entiende nada. Se suena con fuerza para
terminar de llorar, viene de nuevo la pregunta de que si el mundo tiene sentido,
de que para que estamos vivos, me voy o me quedo, empaco y vuelvo a desempacar,
continuar o descontinuarse, soñar o actuar, actuar y soñar, no, nada, nada,
mejor nada.
A la gente le
parece un hombre tan acompañado que ya nadie lo acompaña, a todos les importa
lo que parece, no lo que es, nadie sabe
que hay un que es porque nadie sabe quién es, porque a todos se les olvidó
quienes son porque ahora son sólo parecer y no ser.
El cafecito
está muy lejos, está en el cuarto al lado de la ventana abierta, enfriándose,
siendo olvidado, perdiendo su calor, con todo su azúcar cayendo y cayendo en el
fondo de la taza, ahora es frío, sin dulce, sin frescura, parecido a él después
de discutir sin éxito, desperdiciando palabras que deberían ser utilizadas con
objetivos más parecidos al amor, pero ya todos piensan que todo es tan horrible
que empiezan a creer que el amor no existe y que somos parecidos a los robots y
no necesitamos nada de eso, ni de calor, ni de besos, entonces nos gritamos y nos
odiamos y luego vamos a tener sexo pero ya no hacemos el amor, eso a la gente
se le va olvidando.
El sol que se
oculta tras las montañas alcanza a tocar su rostro antes de irse, como una
caricia de despedida que dice hasta mañana, que tal vez cuando despiertes todo
será mejor, o tal vez no sea mejor pero ojalá que mañana cuando despiertes,
encuentres paz en ti, porque todo afuera siempre será una telaraña deforme
parecida a algo feliz que luego se vuelve triste y se enreda, se enreda, se
enreda, se enreda en tus pies, en tu cabeza, en tu boca, en tus ojos, en tu
alma y luego los tres elefantes se columpian sobre la tela de una araña en la
que tú te enredaste, y será siempre así, hasta que mueras, pero si logras
siempre buscar ese lugar tranquilo, ese amigo en el que descargar tus palabras,
ese abrazo de tu hermano, esa canción favorita, el croissant de queso que
venden en la panadería de la esquina y escuchar Creep de Radiohead y darte
cuenta que no eres el único que se enreda mientras los elefantes se columpian,
si lo logras, puedes aguantar otro día y regalar una sonrisa a la mesera amargada
que te sirvió el helado de Crepes casi que tirándote la copa.
Me encanta lo que has escrito. Además, la manera en que lo escribes hace que te metas de lleno en la historia. Escribes genial :)
ResponderEliminarUn beso♥
Que linda forma de expresar lo que sentís <3 me gusta mucho, parece sacado de una novela.
ResponderEliminarHistoria cargada de verdades y reflexiones, tan bien tejida que una se enreda en ella.
ResponderEliminarMe encantó!!
Saludos
¿Todo eso para aguantar otro día? No sé si merece la pena...
ResponderEliminarEn serio, empecé a leer tu texto como tantos de la bloguería, distraído y sentado en el sillón. He acabado en pie, con un gesto de aplauso impropio de un hombre tan acompañado, que nadie acompaña.
Salud-os
Me gusto mucho...tendré que ponerme al día con lo que has escrito, hace mucho tiempo no pasaba por aquí y quería que leerte y saludarte, te invito al mío, un abrazo.
ResponderEliminarGracias por invitarme, disfruté este pequeño viaje en el tiempo de 10 años. Tu escritura es envolvente, tiene bastantes recursos narrativos y visuales, incluso para un daltonico. Que vivan esos lugares tranquilos y esos objetos mágicos, como los Reese's, el intercambio espistolar y las luces de navidad. Abrazos
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