Huyi dejó su collar de perlas
sobre la mesa de noche, duerme tranquila
a mi lado, yo miro el reflejo de la luz de la lámpara multiplicado en cada una
de las perlas, estoy preocupado de que esas perlas no existan, de que Huyi no
exista, de que yo en realidad nunca hubiese tenido las agallas de enamorarla
para que dejara al idiota con el que salía cuando me conoció. ¿Y si nunca lo
hice? Podría estar solo en cualquier apartamento de Nueva York tratando de
ganarme la vida como artista porque en Colombia no pagan bien a los artistas, acá sólo somos hippies que
fuman marihuana antes de las 7 de la mañana y seguramente antes de dormir. No
digo que sea mentira, sólo digo que eso piensa todo el mundo que somos, ni si
quiera sé que digo, no soy artista, soy abogado, no vivo en Nueva York, vivo en
Bogotá, no vivo solo, vivo con Huyi porque ella me amaba más que el idiota con
el que salía; tengo el gran privilegio de estar contemplando su collarcito
sobre la mesa, hace unas horas lo usó cuando salimos a tomar café al Oma de la
esquina, estaba muy hermosa y tenía ese labial que tanto me gusta.
En el fondo soy artista,
Huyi sabe eso, que siempre quise ganarme la vida pintando, pero me vendí, hice
caso a mis padres, no a mi corazón. Pero si hubiese escogido el arte
seguramente ella no estaría aquí, no sabría eso de mi porque lo de ganarme la
vida pintando sería una realidad, no estoy seguro si muy buena o demasiado
miserable, pero ya no sería una frustración. Si fuera artista seguramente
tendría otras frustraciones, como pensar que hubiese sido mejor ser abogado
porque pagan mejor y hay más trabajo. Eso no importa, vuelvo a las perlas y a
Huyi al lado mío, un pequeño ronquido sale de su garganta, esos que parecen
ronroneos, pienso que la quiero y me levanto de la cama. Estoy frente al espejo
y hago muecas, empiezo a hablar, a mirarme a mi mismo a los ojos, ensayo la forma en que
miraría a alguien a quien le estoy diciendo algo realmente importante, alguna
verdad tan transparente en cada fibra que es difícil de decir sin mirar de esa
manera. Hablo, digo cosas al azar a una persona que no sé quién es y pienso que
debería estudiar teatro. Al final me siento tonto y me río, mi reflejo es
testigo y se ríe conmigo.
Vuelvo a la cama, la lámpara
sigue encendida y Huyi duerme, yo me acuesto otra vez, me concentro en la luz
cálida de la lámpara y el polvo que vuela a su alrededor. Intento acariciar las partículas flotantes de polvo
con los dedos, pienso que ese polvo alguna vez fue parte de mi, parte de Huyi,
parte de una almohada, de un peluche. Todo se desprende y muere en el aire, el
acto de limpiar el polvo con un trapo mojado
es como limpiar pequeños cadáveres de partes de nosotros que ya
cumplieron su ciclo. De pronto el polvo me parece algo importante y solitario a
la vez. De alguna forma morimos cada día y alguna cosa vuelve a nacer en
nosotros, así, todos los días, hasta que ese proceso se vuelve lento y entonces
nos empezamos a llenar de prejucios, de arrugas, de muerte; al final nos convertimos
en uno de esos cadáveres, nos convertimos en el polvo que descansa encima de
los televisores, los escritorios, las bibliotecas, los estantes…
Feliz año!!.Te sigo en el reader. Mi casa es tu casa. Un beso
ResponderEliminarY uno con el amor siempre tiene ese miedo de que todo sea un sueño, de terminar siendo polvo y no disfrutar un segundo más de ese largo abrazo. Pero el misterio es también lo que le da la magia y el agrado. Se disfruta.
ResponderEliminarAbrazo! :)
Tienes razón.
ResponderEliminarYo morí hace varios años.
Ahora solo falta el certificado.
Saludos.
los cambios que has hecho en el blog me gustan
ResponderEliminarbonito blog,te dejo el mío por si te quieres pasar y echarle un vistazo,sígueme si te gusta:) muakkk http://porticaeriaymilvecesmas.blogspot.com.es/
ResponderEliminarEs - pléndido texto. Yo comentaba el otro día en mi blog que me sentía humo, pero casi me quedo con el polvo, es más fácil dibujar imposibles con el dedo.
ResponderEliminarTe seguiré. Un abrazo.
nunca negare que tienes talento, ahí algo en la forma que tienes al escribir que me gusta, quizá sea que parece no importarte como lo haces, o eres lo suficientemente buena para que no se note... un beso, preciosa.
ResponderEliminarWow, me encanta haber encontrado tu blog. Me gustan las repeticiones, es un recurso que se me hace muy placentero de leer y las utilizas de mil maravillas. Me ha tocado de una forma muy particular el texto, pues en parte, me han pasado las mismas cosas que al protagonista en la vida y fue muy intenso leerlo en las palabras de alguien más.
ResponderEliminarA menudo me fijo en ese polvo flotante... y me imagino que son galaxias y constelaciones en un universo paralelo, y es entonces cuando me creo que este planeta Tierra es otra mota de polvo que de igual manera tiene en su movimiento un ciclo predeterminado o simplemente aleatorio... entonces me quedo quieto y procuro no alterar el aire... no vaya a ser que me cargue alguna civilización.
ResponderEliminarEspero que a ese alguien que está por encima nuestro, para el cual no somos mas que motas de polvo tampoco altere el aire.
Vamos... que dejes el polvo posarse en los muebles...por que puede ser un asunto de vida o muerte...
Que genialidad este comentario! me encanto revisitar esta entrada jaja
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