domingo, 16 de marzo de 2014

Eyes.

Alguien tocó la puerta y pensé que eras tú, pero no, la puerta no sonaba y seguía yo, delirando sobre mi cama, retazos de recuerdos inútiles llenando de basura la existencia. Había un  lijero olor a canela, las tostadas estaban listas y la mantequilla se derretía sobre ellas, tan suaves, dependientes del calor, todo se desvanece en mi boca y desaparece para satisfacer una necesidad, no vuelve nunca más, se convierte en un ciclo  que no puedo presenciar porque todo es parte de un filtro donde se queda “lo importante”. Pero esta vez no, porque nuestra especie es tan anti-natural que guardamos lo que no necesitamos, lo sabemos, sabemos que aquello no es necesario pero lo tenemos ahí porque de alguna forma nos da un sentimiento pegajoso de compañía, invisible, tan ahí, tan déjenme solo.

La gente va a seguir pasando y uno que otro se volverá a mirarte de nuevo, no sabes porqué pero a veces lo hacen y lees los ojos, la risa, la cara de los transeúntes que acaban de levantarse con resaca, unos con sueños, otros sin sueños, con traje, sin traje, con tatuajes, sin tatuajes, pelo largo, pelo corto, ojos verdes, ojos miel, ojos cafés, tus ojos y los míos mirándose desde el otro lado, siempre tan cerca nuestras miradas pero tan lejos nuestros cuerpos. 




jueves, 6 de marzo de 2014

Tobillos.

Tarde en la noche cuando la calle toma ese tono purpúreo y grisáceo, amarillento y sucio, donde las sombras son producto de la luz artificial y la iluminación de los locales que aun yacen abiertos, median la ciudad fantasma. Semáforos cambiando  sin objetivo alguno, sólo yo soy testigo de su inutilidad en la madrugada, de mi inutilidad contemplativa, de mi necedad de permanecer despierta esperando algo que tal vez nunca saldrá.

 Busqué una palabra en el norte, en el sur, busqué lo mejor para decirte pero lo único que pude decirte fue una sonrisa, cuando te vi venir, sonrisa de vuelta, real o no, no importa, sonreímos de todas formas y aunque al final no signifique nada, pasará y seguirá pasando, porque qué derecho tenemos nosotros a decir que esto o aquello tuvo algún significado, o lo tendrá; las cosas sólo son, nosotros somos los que nos complicamos con analogías humanas de esto debe ser y no debe ser, divisiones imaginarias de países imaginarios, nosotros en guerra por algo que no existe, por vínculos que no existen, por engaños que pueden ser bien justificados con la idea de que las cosas son sólo hechos y que en realidad no tienen ninguna interpretación válida. Pero están ahí, todo está ahí en las palabras y no se puede escapar porque todos sabemos lo que son, todos sabemos que lo que hacemos simboliza algo y lo haremos con una intención y esa causa llevará a un efecto, no se puede escapar, la gramática nos persigue, la hermenéutica nos muerde los tobillos.


¿Pero hay de verdad palabras para lo que los humanos sentimos?